“EL MENSAJE DE LA CRUZ”...
(Irradiación del Maestro Jesús
recibida en junio de 1989 en Montevideo, Uruguay)
CÓMO QUISIERA BLANQUEAR VUESTRAS TÚNICAS, MIS
PEQUEÑOS...
CÓMO QUISIERA QUE COMPRENDIÉRAIS EL TIEMPO...
CÓMO QUISIERA QUE NO DERRAMÁRAIS LÁGRIMAS DE ESPERA...
Pero el Padre me
ha dicho: “tu rebaño es bueno...y sea un gran perdón kármico por auto trabajo. Déjales caminar. Ellos son
libres, pero todos están unidos por tu amor...”...y Yo lo sé perfectamente...
Mi rebaño debe ser probado arduamente, porque debo presentaros “limpios” ante el Padre.
Y el fundamento de “la blancura” es precisamente
el dolor transmutado. He
sabido de vuestras risas y de vuestro llanto. He sabido que Me amáis profundamente. Pero he sabido que antes de eso: os He amado con totalidad... sin
reclamar nada. Jamás He reclamado nada por aquel amor... el amor se da, se
ofrece... sin pedir nada a cambio. De lo contrario: dejaría de serlo. ¿Comprendéis?
Quiero que sepáis que estoy atento a vuestras súplicas
siempre. Que Mi mano está en vosotros. Pero que Mi
mano no puede hacer vuestro trabajo, sólo apoyaros desde
dentro y desde fuera, con calor lumínico,
con amor...
El tramo más difícil es convertirse en “cabras”,
llegar a la cumbre y poder mirar hacia arriba, y ver que el cielo siempre estuvo... Aún cuando comenzabais a
escalar la montaña, el cielo estaba
rodeándoos. El cielo es una
adimensión... es vida. Por eso está en vosotros también, porque
sois cielo.
En la última
prueba, os enviaré potentes presiones (interno-externas), dirigidas todas
hacia el chakra cardíaco,
para ver como computaréis el registro
del dolor, como lo discernís (no solamente en el tiempo del gozo).
Y os He visto andar, ya no a tientas, sino tal
vez...como encandilados por alguna Luz
muy grande. Y, es tan grande la Luz
que os alumbra, que a veces os encandiláis en ella, y no veis la realidad. No veis lo que habéis recibido. Mas, si miráis la profundidad de Mi estancia en la tierra... (Escuchad),
cuando hay asociaciones, pequeños cúmulos de energía mal transformada, mal transmutada...
y esas dosis o coágulos negros se alojan en el cardíaco de los humanos: ¿Qué mejor amigo? ¿Qué mejor mensajero que el dolor?, ¿Para
venir a restaurar, a nivelar las
energías faltantes?... ¿Podríais transmutar vuestro dolor acaso, esos cúmulos, si
el dolor no se acercara como un magneto,
como un “amigo”? ¿O es que quizás pensáis que el dolor viene como un mensajero
al azar y desciende sobre uno u otro
ser humano? No penséis así.
El mensajero divino del dolor, se acerca a cada corazón, a cada cardíaco, cuando hay
que restaurar, nivelar energías que
no están correctamente alineadas. Es
por eso que el dolor se acerca... y es vuestro mejor amigo. Hay pasos que
debéis transmutar. Pensamientos. Es como un
gran clamor de batalla.
Vosotros sabéis muy bien que, cuando se establece una
batalla entre dos bandos, previamente se toca el clarín, como un alerta. Como
un decir: “Comenzó la batalla, hermanos”.
El dolor es lo mismo. El dolor es el clarinete que suena, que se acerca y le
dice al humano: “Alerta hermano, algo no
está bien; ¡Alinéate ya
mismo”! Es el clamor
de la batalla. Y ese clamor pide que estéis prestos para ascender. Todo es por vuestro bien. Solamente alineando las
fuerzas, que aún puedan permanecer oscuras en vosotros, el dolor llegará y
comenzará a quemar con fuerza. Mas, si
le presentáis resistencia: quemará, quemará y quemará... Y el tiempo pasará
y tendréis crisis, caos, confusiones muchas, porque convertiréis ese dolor en brasas quemantes, y arderán y arderán y
no serán consumidas porque estaréis resistiéndoos
al dolor, a la “quema kármica” de vuestro cardíaco.
Pero si no
oponéis resistencia a ese dolor, si dejáis que penetre como penetra un
medicamento (sabemos que una inyección duele al principio)... mas si no estáis
tensos, la medicación entra y se filtra en todos los tejidos y da sanación interna-externa.
También el dolor es una “inyección de energías” quemantes que se introducen, que
duelen al principio. Duelen... cuanto mayor sea la resistencia: más duele. Pero, cuando aceptáis el dolor, como un introductor de niveles de equilibrio, ese dolor no hará estragos, no traerá confusiones
a vuestra mente y restaurará muchas heridas.
Recordad Getsemaní...
recordad... grande fue el dolor en ese
lugar. Grande fue... Cuando quise apartar ese cáliz de Mí, más grande fue mi
dolor... más grande fue la presión. Pero, cuando acepté ese cáliz amargo, supe, que la resurrección estaba más cerca,
mucho más cerca, porque en Mi interior,
tal vez, al dejar de resistirme, al dejar de pensar en la incomprensión de Mis hermanos, al pensar que Mi misión tal vez no hubiera servido...
(Craso error de Mi parte, pero yo era también humano...) Me estaba
resistiendo a la verdad. No sabía
que esa incomprensión era ignorancia... ignorancia, desconocimiento de la verdad. Pero cuando la
comprensión fue, cuando descendió el
poder divino, cuando la oración se hizo fuerte y potente... cuando el Padre
derramó su energía sobre Mí, cuando me bañó
con Su luz creadora, cuando supe que Mi dolor era algo sublime, un aliado
magnetizante de mi resurrección... supe que
debía transitar la crucifixión inexorablemente, para ser
libre al fin.
Es por eso que vosotros no comprendéis que, cuando
llega el momento de la crucifixión en
vuestras vidas, no es para decir: “Padre,
aparta de mí este cáliz”, sino todo lo contrario. Es decir: “Padre, hágase en mí tu voluntad, y hazme
beber de este cáliz, por más amargo que sea”... ¿Comprendéis?
Los tránsitos son duros, siempre lo son. Pero son tránsitos al fin. No es una
ciénaga. Entonces: ¿Por qué queréis quedaros en esa ciénaga estancados? ¿Pensando como humanos
tridimensionales? ¿Razonando como humanos, sintiendo como humanos, cuando
tenéis el poder celeste para salir y ser libres? ¿Cuándo tenéis Mi
amor, Mi doctrina, Mi conocimiento? ¿Una causa y un plan imperecedero de
evolución?... ¿Por qué
queréis quedaros en este plano
tridimensional? ¿Tan poco os He dado? ¿Queréis permanecer en este
fragor?... Hacéos libres,
pero no luchéis contra vosotros. Luchad por quemar lo antiguo vuestro. Esas síntesis
que se rebelan, porque son las
síntesis de vuestra personalidad, las que os quieren aniquilar.
Esas “voces”
que os dicen: “no puedo”... “no
puedo”... “es imposible”...eso es falso, es fatuo, es vano. ¡Podeis, porque sois libres!
porque sois divinidades. Porque sois
dioses. Nada es imposible para Dios. Y, Dios
está dentro, en vuestro cardíaco, como Chispa Crística.
Está dentro.
¿Qué es
imposible? Por qué no
rasgáis con sangre espiritual todos
vuestros velos y os hacéis libres por fin ya
es el tiempo. Cobrad paz al fin. ¿No os han bastado tantos siglos de
penurias? ¿De cárceles? ¿Qué esperáis lograr? Seguir repitiendo un disco, una
voz muy oscura que os dice: “no puedo,
no puedo” ¿Quién os dice eso? ¿Qué os dice eso? ¿Cómo? ¿Por
qué?... ¿no es acaso la
oscuridad que tenéis dentro, que albergáis dentro, la que os dice esas
palabras? No es Mi luz. No es Mi
verbo. Comprended... no es Mi verbo. Mi verbo os hace libres.
Comprended. Sed libres. Es mi enseñanza.
No queméis el
tiempo vanamente. Se
va... se va... el tiempo terrestre se va... No desaprovechéis el karma actual, por favor. Tenéis plena conciencia de lo que sois, de lo que
habéis venido a hacer...
Cuando transitaba el camino al Calvario (escuchad bien esto y tratad de comprenderme), toda la enseñanza estaba en ese
camino. Escuchad bien.
Hoy,... Para vosotros es ese ejemplo. Muchos Me han
preguntado y os han preguntado y os habéis preguntado: “¿Por qué Cristo murió en la cruz?”... y no comprenden, no
comprendéis. Hasta el día de hoy, no se ha comprendido el mensaje de la cruz... desde
el calvario hasta la crucifixión propiamente
dicha, os mostré a todos en la Tierra, lo que deberíais
pasar en sus karmas: el sufrimiento...la falta de amor... la
carga del madero... las caídas... las burlas... las traiciones... la
infidelidad... la falta de amor hacia Mí.
Bien, todo eso era lo que yo os estaba mostrando en carne
propia. Todo lo que deberíais pasar en la tierra. Y: ¿Queréis salir de ese ejemplo? No hay otro ejemplo... sé que
es doloroso. Muchos de vosotros habéis transitado el calvario.
No os habéis preguntado quizás ¿por qué caí
tres veces?... ¿Cuál fue el símbolo de las tres caídas? ¿Cuál?... os explicaré...
Cuando caí por primera
vez, cuando el madero se hizo
muy, muy pesado en mis espaldas...quizás
era como cuando en vuestras vidas habéis
perdido la fe y habéis caído por esa falta de fe... Esa era la primera caída: la falta de fe.
Luego, cobrando coraje y siguiendo el calvario (así
como en vuestras vidas), cargando el madero nuevamente, portando el karma... caía nuevamente, con un gran peso, con un gran dolor espiritual. Creí no poder levantarme...
Y vosotros también habéis vivido eso. Todos vosotros... Ante “aquel “dolor en
vuestras vidas. ¿Recordáis? Gran
dolor espiritual, del cual no creísteis levantaros jamás. Pero, era la segunda caída. Aún faltaba otra.
Eran los pasos del discipulado.
Eran, las primeras iniciaciones...
Continuaba el calvario...
Luego, ya casi
sin aliento, sin fuerzas, caí por tercera vez. Mas, en esta tercer caída, alguien... alguien, se acercaba, acariciaba mis cabellos, refrescaba mis labios y ya el madero... Casi me fue quitado de encima... ¿Cuál
es la simbología en vuestro presente? Es
la crucifixión espiritual. Es vuestra tercer caída, de la cual,
si os levantáis y llegáis... llegáis a
la crucifixión con “la cabeza en alto”... y soportáis el dolor de la cruz...
El desgarramiento de vuestras “carnes espirituales”...si soportáis eso, si
pasáis la tercera caída, entonces
habréis llegado a la verdad del
camino...
Cuando Mis carnes eran desgarradas (ya en el espíritu,
ya en el físico)... cuando de Mi casi
nada quedaba... Por las largas horas de suplicio...bien, cuando hasta
levantar la cabeza era un gran suplicio...cuando hasta respirar era suplicio... Tuve fuerzas para mirar hacia abajo... y, la
verdad estaba allí, clara, muy clara...la verdad: erais todos vosotros que
quedabais allí, desprotegidos en apariencia, sin comprender. Y: tuve
piedad... piedad de todos, porque deberíais padecer mucho, igual
que Yo para que pudierais desarrollar
al Cristo interno y ser libres...
Sé que la mayoría de vosotros está transitando la cruz. Entonces: ¿Cuál es el camino? ¿Cuál es la conducta? ¿Qué hacer?... Yo os
explicaré. Trataré de hacer una analogía muy dolorosa, pero comprendedme.
Cuando el dolor era muy agudo… Tanto, cerraba Mis ojos, porque el tormento era mucho (interno y
externo)...era mucho. Pero, cuando
cerraba Mis ojos sólo atendía a Mi tormento, al Mío... al Mío...
solamente al Mío. Pero, cuando hube de abrir Mis ojos y miraros a todos allí, parte de Mi tormento desapareció y tuve
piedad de los demás, del mundo externo. Me olvidé de Mí... de Mí, y pensé en vosotros... en
los últimos hálitos de vida física: no
pensé en Mí... sino en vosotros que estabais sin comprender.
Eso es lo que debéis hacer: no miréis hacia vuestro
tormento interno. No miréis... Porque será más doloroso. Reconoced el tormento, sabed que está
dentro, pero abrid los ojos con claridad y mirad hacia fuera, que hay
gran padecimiento, hay gran dolor. Y vosotros tenéis la luz del discernimiento para poder iluminar a otros que estén
derramando su oscuridad en torno vuestro.
Quien de vosotros esté ahora en la cruz: mire hacia fuera, olvídese de su tormento y... ame,
y enseñe, y colabore y dé clarividencia a sus hermanos... y grande será
el alivio. Os doy Mi
confirmación en ello: grande será el
alivio...
Cuando el ser en la tierra conduce sus energías hacia
dentro, se mira profundamente, se
conduele, se atormenta, se acongoja, se remuerde... hay movimientos
internos que no florecen, sino que
quedan girando, entorpeciendo el
avance. Por eso, en “aquel” último
instante de Mi vida física comprendí
el porqué de Mi misión. Lo supe en el “último instante”.
Comprendí la amargura del cáliz... lo
bebí con gozo, y lo derramé transmutadamente en piedad hacia los
otros...allí pude decirle al Padre: “Padre, todo ha sido consumado... ahora
comprendo”... debía llegar a ese
punto, y desde allí supe, no sé cómo, que Mi misión sería válida para algún día... para algún tiempo... para
algún siglo... para alguien... para muchos... para pocos... y en ese último
instante, tuve gozo de morir por todos. Pero: debía comprenderlo. Y
sólo lo comprendí en la cruz, cuando
el tormento era muy agudo.
Y es por eso que, quien transite en la cruz del espíritu, no centre sus
energías, no acreciente su tormento, porque: dejándolo fluir como rayos, ya
el tormento no lo será tal. Será... Un
vuelo. Será una paloma mensajera que cubrirá corazones. Será una recorrida muy energética hacia fuera... Será un “quemar cosas”, e incluir otras mucho más sublimes... cuando se “está en la cruz”,
se conoce esa “quema”.
Pero: quemad
sin destruiros. Porque, quien está “quemándose” y destruyéndose, también
destruye... No vayáis a los opuestos.
Por eso: quemad construyendo.
Lo mismo que cuando hacéis con una herida. Cuando el pus sale...cuando ha
dolido grandemente y el pus sale: hay
alivio. Y cuando el pus sale, entra energía restauradora que cicatriza.
Eso os está aconteciendo ahora: el pus está dentro. Y,
si centráis el tormento hacia adentro, dolerá mucho más. Haced un “corte” radical a la
herida. Dejad que el pus salga... y tendréis alivio y se restañaran
vuestras heridas. La sanación de la
energía, esa es la verdad. Espero que seáis fuertes. Tengo fe en vosotros. Creo en vuestro amor, en vuestra fuerza. Mis
palabras sean vuestro crisol y os ayuden en esa quema kármica. Yo sólo puedo
hablaros y amaros. No puedo acceder a una nueva crucifixión. Ahora: es
la vuestra, solamente...amad
vuestra cruz, porque en vuestra cruz, estáis creciendo grandemente.
Grandes capas auríferas se están gestando a vuestro derredor, por vuestro dolor
trasmutado.
En estos tiempos estáis recibiendo grandes inducciones de energía hacia
vuestro cardíaco. Son los “últimos
toques de ayuda” a la humanidad. Los últimos, porque el tiempo es muy
poco. Es por eso que el dolor en la
tierra será grande, más acuciante. Es por eso que estáis en “la gran tribulación”, no sólo global, sino
individual.
Y es bien cierto que las Jerarquías Angélicas están derramando su potente energía, su
inducción de luz, hacia el cardíaco de la humanidad, para hacer
disolver los últimos cúmulos de energía oscura, y esas síntesis de otras vidas
que han quedado aglomeradas, son como el café queda antes en el filtro.
Quien salga
ileso de esta última prueba de la humanidad, ya vestirá la blanca túnica...
Y habrá cruzado “la orilla” y será arrebatado o ascendido a los mundos
sagrados, de cuarta dimensión, en el gran plan de evacuación mundial. No
antes... no antes...
Entonces:
soportad la descarga, mas transmutad y sed libres al fin...
Difundid mi
verbo para todos los lugares donde haya dolor... llevad estas palabras...es
como Mi último mensaje. Es el esclarecimiento del espíritu.
Es: la palabra de Cristo en la
tierra. Difundid Mis palabras para que traigan alivio a
los corazones de los humanos. Y así como hoy habéis tenido comprensión y luz a
través de ellas, llevadlas donde el dolor sea grande... cualquiera sea el
ámbito: multiplicadme... cortad los
sarmientos y derramad el vino.
Es: el “último
vino” que vivirá la tierra, antes de la crucifixión total. Confío en
vuestra ayuda. Confío en que derramaréis Mi
luz. Y luego de ello: quien tiene
oídos que oiga... todo está claro. Todo está dicho... y ya casi consumado...
Que la sanación
descienda sobre todos vosotros... trabajad con “el correcto olvido de vosotros”
y con el recuerdo permanente de que sois chispas crísticas. Sois: servidores de
la luz. ¡No podéis fallar!; El Plan está
sobre... ya casi consumado. No olvidéis. Os reclamamos el Servicio,
la misión y vuestro amor.
Mi paz os
dejo... Mi paz os doy...
Predicad con
ejemplos... porque sin ellos: la fe está muerta... perdida...
Jesús el Cristo.
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