terça-feira, 26 de março de 2024

 

OLVIDO Y PERDÓN. El olvido pertenece a la mente. El perdón, a nuestra alma. Puede que se nos olviden objetos, memorias, algunas extravagancias del pasado, etc. Pero cuando en el acto de continuar viviendo frente a situaciones o afrentas que atentan contra nuestro corazón, debemos declararnos primeramente, en transfiguradores de lo ocurrido. Tamizarlo. Comprenderlo. Luego: alquimizarlo. No es un proceso fácil. Es lo que hace falta en el Hombre para poder lograr un estado de paz interior. Una y otra vez puede el ser creer que ha perdonado a otro algo que le hizo o supone que lo ha agredido, y nuevamente, el rencor se hará presente, porque no hubo alquimia. Se ha hecho el trabajo bajo el tamiz de la mente concreta y allí, en “ese lugar dimensional”, no se produce el perdón. La humildad, la aceptación y posterior comprensión de lo que ha sucedido entre nosotros y el o los otros, será lo que finalmente nos hará libres de dolores internos que, si no los transmutamos, pueden somatizarse y volverse enfermedades muy fuertes dentro de cada ser. Tú eliges. O el martirio de seguir repitiendo el hecho en tu mente y ser, o hacerte libre y continuar sin ese fardo.

 

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